miércoles, 16 de noviembre de 2011

Irritación, frustración y tristeza…


Día a día escuchamos noticias aún más inquietantes de la Unión Europea hoy dividida y subdivida de manera sorprendente. Están los llamados países de la Eurozona y los otros. Los primeros, o sea los que conforman la Eurozona divididos a su vez entre el corazón y la periferia-; y el corazón, Francia y Alemania, –según las más recientes noticias- dividido, a su vez, por el papel que debe jugar el Banco Central Europeo en todo este caos.  La una vez sólida Europa, ejemplo de unificación y coordinación de políticas, hoy está pasando por un momento incierto de insospechadas consecuencias regionales y mundiales. Tanto así que la Canciller alemana, Angela Merkel, ha asegurado que es el peor momento desde la Segunda Guerra Mundial.
Hasta hace poco la preocupación era el desajuste fiscal y el déficit público de algunos pocos países que no habían llevado bien sus cuentas y que tuvieron que recurrir a apoyo externo, su falta de disciplina causó malestar y malas caras, pero al final recibieron los recursos de rescate y aceptaron “humildemente” los costos tanto sociales  como políticos de su “desorden” fiscal. Los costos van desde recortes en el gasto social y la inversión, despido de funcionarios, privatización de bienes estatales, hasta la venta de empresas emblemáticas todo esto bajo la estricta supervisión de misión extranjeras.  
Hoy la situación ha cambiado, pero no para mejorar, la región se tambalea, toda la región no solo la Europa periférica, se duda inclusive de la capacidad para responder a los desafíos, la Unidad hace agua con el pasar de las horas.  Atrás quedaron  los meses en los que Irlanda y Portugal eran el centro de la preocupación, luego llegó Grecia, más tarde apareció Italia, la tercera economía de Europa y octava en el planeta, amenaza España… y ahora, lo que faltaba, se lee que el puro corazón también tiene problemas. Francia, Bélgica y Holanda no muestran señales de tranquilidad. Al parecer solo Alemania se mantiene en su puesto… por ahora.
Los inversionistas están perdiendo la confianza de manera progresiva, las primas de riesgo van en ascenso generando picos históricos, el panorama se hace más difícil, los rescates pondrían en verdadero riesgo la unidad europea debido a que los problemas de la “periferia” representan cerca del 56% del producto del llamado corazón de Europa. Un monto que los ciudadanos alemanes no estarían dispuestos a sacrificar.  Pero no solo está en juego la Unión y sus instituciones, también los bancos  se encuentran en alerta máxima, pueden asumir algunas pérdidas, pero si el monto se sale del margen de supervivencia el riesgo sería insostenible, la quiebra de bancos europeos tendría un efecto desencadenante a nivel global.  Está por verse el impacto en las democracias. Lo que se espera es un giro, aún más marcado, hacia la derecha… y la aparición de potenciales líderes de corte populista. Por ahora la tecnocracia se presenta como una tabla de salvación que pondrá orden y lanzará un mensaje de alivio a los inversionistas, aún no es seguro que esta carta sea suficiente para contener la avalancha de incredulidad existente en los mercados.
Los expertos aseguran que el problema de la Unión Europea es aún peor de lo que se muestra hoy, según algunos de ellos, el tema de fondo es la falta de competitividad de muchas euro-economías que ya no compiten con sus pares europeos  y menos aún con los países emergentes. La crisis económica, el alto índice de desempleo y ahora las medidas de austeridad se convierten en un círculo vicioso que implica un enorme reto a vencer para los Estados Europeos. Los rumores sobre la fractura al interior mismo del corazón de la Eurozona –Francia y Alemania-, no hacen más que sumar a la incertidumbre económica. ¿Alemania seguiría con pocos socios? ¿El Banco Central Europeo sí podrá –de querer hacerlo- salvar la Eurozona? ¿La tecnocracia mostrará mejores resultados que la política tradicional? ¿Cómo afectará la crisis del euro las elecciones y a la democracia europea? Inquietudes que flotan en el ambiente sin respuestas claras aún.
Paul Kennedy asegura que el mundo atraviesa un cambio de era como pocas en la historia, la situación de Europa parece ser un capítulo más en ese momento trascendental. Por ahora, muchos europeos tendrán que afrontar en carne propia lo que no pocos ciudadanos del mundo sufrieron cuando sus Estados se encontraron en problemas y tuvieron que aplicar la misma receta de recortes y austeridad. Dado el panorama deberán enfrentar la irritación frente a las frustraciones, la inquietud frente a las incertidumbres y la tristeza frente a las pérdidas… y salir adelante.
Mapa 1
 Zona Euro Participación del la Deuda en el Producto Nacional.


Fuente: The Economist, nov 15 2011