Día a día escuchamos noticias aún
más inquietantes de la Unión Europea hoy dividida y subdivida de manera sorprendente. Están los llamados países de
la Eurozona y los otros. Los primeros, o sea los que conforman la Eurozona divididos
a su vez entre el corazón y la
periferia-; y el corazón, Francia y Alemania, –según las más recientes
noticias- dividido, a su vez, por el papel que debe jugar el Banco Central
Europeo en todo este caos. La una vez
sólida Europa, ejemplo de unificación y coordinación de políticas, hoy está
pasando por un momento incierto de insospechadas consecuencias regionales y
mundiales. Tanto así que la Canciller alemana, Angela Merkel, ha asegurado que
es el peor momento desde la Segunda Guerra Mundial.
Hasta hace poco la preocupación
era el desajuste fiscal y el déficit público de algunos pocos países que no
habían llevado bien sus cuentas y que tuvieron que recurrir a apoyo externo, su
falta de disciplina causó malestar y malas caras, pero al final recibieron los
recursos de rescate y aceptaron “humildemente”
los costos tanto sociales como políticos
de su “desorden” fiscal. Los costos van desde recortes en el gasto social y la
inversión, despido de funcionarios, privatización de bienes estatales, hasta la
venta de empresas emblemáticas todo esto bajo la estricta supervisión de misión
extranjeras.
Hoy la situación ha cambiado, pero
no para mejorar, la región se tambalea, toda la región no
solo la Europa periférica, se duda inclusive de la capacidad para responder a
los desafíos, la Unidad hace agua con el pasar de las horas. Atrás quedaron
los meses en los que Irlanda y Portugal eran el centro de la
preocupación, luego llegó Grecia, más tarde apareció Italia, la tercera
economía de Europa y octava en el planeta, amenaza España… y ahora, lo que faltaba,
se lee que el puro corazón también tiene problemas. Francia, Bélgica y Holanda
no muestran señales de tranquilidad. Al parecer solo Alemania se mantiene en su
puesto… por ahora.
Los inversionistas están perdiendo
la confianza de manera progresiva, las primas de riesgo van en ascenso
generando picos históricos, el panorama se hace más difícil, los rescates
pondrían en verdadero riesgo la unidad europea debido a que los problemas de la
“periferia” representan cerca del 56% del producto del llamado corazón de
Europa. Un monto que los ciudadanos alemanes no estarían dispuestos a
sacrificar. Pero no solo está en juego
la Unión y sus instituciones, también los bancos se encuentran en alerta máxima, pueden asumir
algunas pérdidas, pero si el monto se sale del margen de supervivencia el
riesgo sería insostenible, la quiebra de bancos europeos tendría un efecto
desencadenante a nivel global. Está por
verse el impacto en las democracias. Lo que se espera es un giro, aún más
marcado, hacia la derecha… y la aparición de potenciales líderes de corte
populista. Por ahora la tecnocracia se presenta como una tabla de salvación que
pondrá orden y lanzará un mensaje de alivio a los inversionistas, aún no es seguro
que esta carta sea suficiente para contener la avalancha de incredulidad
existente en los mercados.
Los expertos aseguran que el
problema de la Unión Europea es aún peor de lo que se muestra hoy, según
algunos de ellos, el tema de fondo es la falta de competitividad de muchas
euro-economías que ya no compiten con sus pares europeos y menos aún con los países emergentes. La
crisis económica, el alto índice de desempleo y ahora las medidas de austeridad
se convierten en un círculo vicioso que implica un enorme reto a vencer para
los Estados Europeos. Los rumores sobre la fractura al interior mismo del corazón de la
Eurozona –Francia y Alemania-, no hacen más que sumar a la incertidumbre
económica. ¿Alemania seguiría con pocos socios? ¿El Banco Central Europeo sí
podrá –de querer hacerlo- salvar la Eurozona? ¿La tecnocracia mostrará mejores
resultados que la política tradicional? ¿Cómo afectará la crisis del euro las
elecciones y a la democracia europea? Inquietudes que flotan en el ambiente sin
respuestas claras aún.
Paul Kennedy asegura que el mundo
atraviesa un cambio de era como pocas en la historia, la situación de Europa
parece ser un capítulo más en ese momento trascendental. Por ahora, muchos
europeos tendrán que afrontar en carne propia lo que no pocos ciudadanos del
mundo sufrieron cuando sus Estados se encontraron en problemas y tuvieron que
aplicar la misma receta de recortes y austeridad. Dado el panorama deberán
enfrentar la irritación frente a las frustraciones, la inquietud frente a las
incertidumbres y la tristeza frente a las pérdidas… y salir adelante.
Mapa 1
Zona Euro
Participación del la Deuda en el Producto Nacional.
Fuente: The Economist, nov 15 2011