miércoles, 17 de noviembre de 2010

El concepto: un problema para los especialistas


La definición  es ambigua dado que el concepto tiene muchos acepciones, si en algo están de acuerdo los académicos que estudian el fenómeno de la debilidad estatal contemporánea es que el concepto es impreciso. Se encuentra entonces estados: fallidos, en fallecimiento, débiles, frágiles, en riesgo,  en crisis, vulnerables, colapsados, fantasmas, e incluso pendencieros. 

El número de estados fallidos o en proceso de serlo también es motivo de discusión, se asegura en algunos casos que los estados en proceso de “desfallecimiento” están en aumento.  Según distintos rankings e índices existen en la actualidad aproximadamente cien Estados a los que se etiqueta como “frágiles”, de los cuales alrededor de la mitad aparecen de manera prominente en varios de los rankings. (Volker, B. e. 2008. ¿Qué es lo fallido? ¿Los estados del sur o la investigación y las políticas de Occidente? Un estudio sobre órdenes políticos híbridos y los estados emergentes. Instituto Complutense de Estudios Internacionales , 1-30).

Durante la década de los noventa la preocupación central hacia los estados fallidos fue el desempeño político-económico y las consecuencias humanitarias de la pobre gestión pública; el tema, sin embargo, no  ocupaba un lugar prioritario dentro de la agenda de seguridad norteamericana o europea. Previo el 11/9 se buscaba vigorizar las economías mediante paquetes de ajuste económico o mediante acciones en la Organización Mundial del Comercio. El deterioro social también fue una de las preocupaciones expuestas por organismos internacionales y agencias de cooperación.  El aspecto de seguridad no era una consideración de particular importancia.  Por su parte, el Banco Mundial relaciona la fragilidad estatal con  el deterioro político y social, crisis políticas y conflicto. (Haims M. C., Gompert, Treverton, & Stearns, 2008)

“There is no consensus on the precise number of weak and failing states. The Commission on Weak States and U.S. National Security estimates that there are between 50 and 60; the United Kingdom’s Department for International Development classifies 46 nations with 870 million inhabitants as “fragile”; and the World Bank treats 30 countries as LICUS. These divergent estimates reflect differences in the criteria used to define state weakness, the indicators used to gauge it, and the relative weighting of various aspects of governance”. (Patrick, Weak States and Global Threats Facts or Fictions?, 2006, pág. 29)

En general a partir de 2002 dos aproximaciones resaltan en la literatura sobre el tema: la primera, y predominante, relaciona el fenómeno de estados fallidos con la falta de seguridad interna, mínimo control estatal sobre el territorio y las fronteras; y una segunda aproximación que asimila el estado fallido con una crítica situación social y de pobreza. Estas dos tendencias vienen acompañadas de preocupaciones adicionales como la democracia, la legitimidad, los derechos políticos y civiles, la mínima capacidad para cobro de impuestos y hasta el manejo inadecuado de recursos naturales estratégicos. Es importante recordar que ambas aproximaciones tienen el denominador común -desde el 11/9- de asimilar "los estados fallidos o en desfallecimiento" con una amenaza al sistema internacional, una amenaza a la seguridad mundial.

En la primera aproximación se da prioridad a la seguridad interna  sobre otras responsabilidades estatales. Es importante mencionar que no siempre implica la presencia de conflicto interno, los expertos recomiendan tener en cuenta otros criterios. Entre aquellos que dan mayor importancia a este aspecto se encuentran menciones a carencias en el mantenimiento del orden, anarquía, fallas en el control territorial y de fronteras, la inseguridad urbana, pérdida de autoridad, poco éxito o ausencia de lucha contra la delincuencia, presencia de bandas, de señores de la guerra por fuera de la ley, colapso en de las instituciones a cargo de la seguridad como la policía, entre otros aspectos.

Los centros de pensamiento tienen diversas definiciones que vale la pena recordar, mencionemos algunos conceptos:

sábado, 6 de noviembre de 2010

Buenas Noticias desde África


Diez y siete países africanos muestran avances esperanzadores en materia económica y política, así lo expresa el estudio Emerging Africa How 17 Countries are Leading the Way de Steven Radelet  publicado por el Center for Global Development-. 
Mali, Burkina Fasso (35), Ghana, Ethiopia(16), Uganda(21), Rwanda(45), Tanzania, Zambia(60), Mozambique, Namibia, Botswana, SouthAfrica, Lesotho, entre otros, hacen parte de un nuevo grupo de países que lidera el cambio en África. –El número entre paréntesis es el lugar en el ranking de Estados Fallidos de Foreign Policy-.  Veinte años atrás el panorama era completamente diferente: dictaduras, pobreza generalizada, estancamiento económico, crisis de deuda, déficit fiscales, conflicto… Hoy la realidad ha cambiado.
El autor identifica los siguientes cinco aspectos como fundamentales para el progreso que muestra la región:

martes, 2 de noviembre de 2010

Europa dona a los países en desarrollo "alimentos de mala calidad"


Un titular que sin duda no pasa desapercibido... hace pocas semanas la BBC anunció que "La organización no gubernamental Médicos Sin Fronteras (MSF) denunció que la Unión Europea (UE) está donando a los países receptores de ayuda humanitaria alimentos que no cumplen las normas de calidad para circular en el mercado europeo debido a su bajo nivel nutricional."* ¿Qué está pasando con la ayuda y la cooperación para el desarrollo?

Hoy  la preocupación está justo en inquietudes como estas: ¿cuál es la calidad de la cooperación? y ¿cuáles los resultados? Muchos alegarán ingentes recursos, buena voluntad, miles de  discursos y miles de acciones, pero ¿qué efecto tiene la cooperación para el desarrollo? ¿Tiene algún efecto? Estas inquietudes están en el centro del debate sobre el tema. El mundo hoy -y como siempre- no es escaso de situaciones que requieren de la solidaridad y la cooperación: desastres naturales -terremotos, volcanes en erupción, inunciaciones, sequías-; violencia, conflictos internos, desplazados; pobreza, malnutrición, subdesarrollo... preocupaciones hay por doquier.  Según Council on Foreign Relations el número de personas afectadas por conflictos o desastres va en aumento, 42 millones de personas, la estadística más alta en una década...Hoy la preocupación se centra en la calidad de la cooperación y en sus resultados.

lunes, 11 de octubre de 2010

La amenaza proviene también de los países débiles

A partir del 2001 la preocupación por la “salud” estatal y su impacto en la seguridad internacional se esparció por el mundo: centros de pensamiento, organismos multilaterales de cooperación y gobiernos no solo buscaban analizar un hecho, sino ir más allá y plantear soluciones e intervenciones para estos estados, incluso se contempla anticiparse a las crisis estatales que pongan en riesgo la estabilidad y seguridad internacional.

Con el paso de los años los expertos consideraron que la lista de países generadores de preocupación mundial en materia de seguridad no se limitaba a los estados fallidos, la lista debía incluir a aquellos estados en riesgo de desfallecer –failing states-. Así para el Center for Global Development (CGD) , aún más peligrosos que los países de renta baja y prácticamente fallidos por su realidad económica, política y social, se constituyen los países de ingreso medio dado que cuentan con un nivel mínimo de infraestructura estatal que permite el desarrollo de actividades ilegales, ilícitas y terroristas. La preocupación frente a estos países en desarrollo, más que en la pobreza o desigualdad, se centra a partir de 2002 exclusivamente en materia de seguridad.


sábado, 9 de octubre de 2010

Post 11 de Septiembre: Los estados fallidos como amenaza internacionall

En el periodo comprendido desde el fin de la Guerra Fría y hasta el 11 de septiembre los llamados países en desarrollo o del Tercer Mundo perdieron interés en la agenda político-estratégica de las potencias de Occidente. Este hecho permitió que los temas humanitarios y del desarrollo tuvieran una oportunidad. En los organismos internacionales se planteaban los retos del subdesarrollo pero a la vez se veía con optimismo la posibilidad de alcanzar las metas globales en esta materia. Muestra de este interés fue el Índice de Desarrollo Humano (IDH) presentado por primera vez en 1990 por el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo: “El IDH es un proceso que amplía las oportunidades de las personas. Las más importantes son disfrutar de una vida larga y saludable, recibir educación y disfrutar de unos estándares de vida dignos. Otras oportunidades incluyen la libertad política, el respeto por los derechos humanos y la autoestima… Partiendo de esta premisa, el Informe plantea estrategias de desarrollo humano para el decenio de 1990, en las que se subraya la importancia de reestructurar los gastos presupuestarios, incluidos los gastos militares, y de crear un entorno económico y financiero que propicie el desarrollo humano.” (PNUD, 1990) El índice mide cada año el avance en estos aspectos y resalta tanto los logros como las deficiencias estatales.

A pesar del diagnóstico de pobreza, inequidad, conflicto y muchas veces gobiernos autocráticos, se planteaba cierto grado de optimismo frente a la capacidad y voluntad de estos estados: “Los países en desarrollo han realizado progresos significativos en materia de desarrollo humano. Durante las últimas tres décadas La esperanza de vida en el hemisferio Sur aumentó de 46 años en 1960 a 62 años en 1987. El índice de alfabetismo adulto creció de 43% a 60%. La tasa de mortalidad de niños menores de cinco años se redujo en la mitad. La cobertura de la atención médica primaria se amplió al 61% de la población, y el acceso a agua potable aumentó a un 55%. Y, si bien el número de habitantes en los países en desarrollo creció en 2.000 millones, el incremento en la producción de alimentos sobrepasó el aumento de población en aproximadamente un 20%. Nunca antes tanta gente había visto una mejoría tan palpable en sus vidas. Con todo, este progreso no debe generar complacencia. El mayor reto para la década de los noventas continúa siendo la eliminación de la inmensa carga que representa la privación humana. Más de 1.000 millón de personas siguen viviendo en condiciones de pobreza absoluta, casi 900 millones no saben leer ni escribir y 1.750 millones carecen de agua potable, 900 millones no saben leer ni escribir y 1.750 millones carecen de agua potable”. (PNUD,1990)

Esta mirada cambió a partir del 11 de septiembre de 2001; a pesar de reconocer como autor del ataque a las Torres Gemelas al grupo islámico Alqaeda -una organización extremista con presencia en países en desarrollo pero también con células activas en el mundo desarrollado-; fueron los estados inestables y llamados fallidos los que se convirtieron –según los expertos- en los principales sospechosos de facilitar el terrorismo internacional. De repente la mirada cambió, de la preocupación por el desarrollo se pasó a la preocupación por la seguridad internacional, estos estados se transformaron en el tema prioritario en la agenda de seguridad mundial.

Según los analistas los estados fallidos eran la principal fuente de la inseguridad del planeta y se constituían en el reto más importante para el siglo XXI. Este diagnóstico fue compartido por gran parte de los expertos norteamericanos y europeos en seguridad internacional y posteriormente adoptado como política nacional norteamericana y como política comunitaria en la Unión Europea.

Casi una década más tarde la Política de Seguridad Nacional 2010 de los Estados Unidos reconsidera la prioridad dada a los estados fallidos o débiles, considera que las principales amenazas las constituyen las armas de destrucción masiva, el terrorismo y particularmente en el grupo extremista Alqaeda. Aunque se menciona a los "estados en riesgo" dentro del subtítulo “Invest in the Capacity of Strong and Capable Partners”, la referencia a la peligrosidad de los estados fallidos, presente durante la primera década del siglo apenas si se menciona. Frente a los estados llamados en riesgo en 2010, la política exterior norteamericana, se compromete con acciones preventivas, la promoción del bienestar, el fortalecimiento de las fuerzas de seguridad para garantizar la seguridad interna y externa. (White House, 2010, pág. 27)

No obstante, aún en medios académicos, políticos y de toma de decisiones, los estados fallidos y los débiles constituyen un serio peligro para la seguridad, los intereses de los Estados Unidos y de la Unión Europea y para algunos una amenaza al sistema internacional en su conjunto.

viernes, 8 de octubre de 2010

De la agenda para el desarrollo a la agenda de seguridad internacional

El fin de siglo dejó atrás el enfrentamiento entre grandes potencias y trajo consigo nuevos retos y dificultades. Reducir el riesgo de la amenaza nuclear, tan latente durante la Guerra Fría, creó un ambiente optimista y permitió dar paso a nuevos temas en la agenda internacional. Se creyó, por ejemplo, en la hegemonía única del gran vencedor: Los Estados Unidos; las Naciones Unidas, a través del Índice de Desarrollo Humano, promovió temas como la necesidad del desarrollo y la lucha contra la pobreza; la revolución tecnológica permitió una nueva ola de globalización: comunicaciones al instante, flujos de dinero sin precedentes, información antes mediada e intervenida empezó a fluir con libertad por las redes virtuales. El mundo cambió. No obstante, también reaparecieron -con mayor visibilidad- preocupaciones tradicionales como los conflictos internos en el llamado Tercer Mundo, las diferencias fronterizas, los conflictos internos, el hambre o mejor las hambrunas, la enfermedad, la tiranía y la pobreza extrema. Las cadenas de noticias podía, por primera vez, transmitir todo el horror y las acciones bélicas en directo.

El siglo XXI inició con aproximadamente 190 estados, algunos de ellos aparecieron con el fin del siglo debido a la desintegración de la ex - Unión Soviética y Yugoslavia, la recuperación de la soberanía en Europa del Este; y los nacionalismos en África y Asia. En todos estos lugares se crearon nuevos actores internacionales algunos mejor preparados que otros para asumir las responsabilidad estatales internacionales e internas.

"In 1914, in the wake of decline of the Ottoman and Austro-Hungarian empires, there were fifty-five recognised national polities. In 1919, there were fifty-nine nations. In 1950, that number reached sixty-nine. Ten years later, after the independence movements in Africa, there were ninety nations. After more African, Asian, and Oceanic territories became independent, and after the demise of the Soviet Union, the number of nations increased dramatically to 191; East Timor’s independence in 2002 brought that total to 192". (Rotberg R,2003)

La preocupación por las deficiencias estatales no es un asunto reciente. Ya desde los tiempos de la descolonización e independencia se dudó de la capacidad de algunos estados para gestionar su futuro y sus recursos, se desconfió de su preparación para participar como actores internacionales, pero sin embargo, se les reconoció el estatus de estados independientes y soberanos.

Lo que sí es reciente es la asimilación de debilidad o fallas estatales con la inseguridad internacional. Para los especialistas a estos estados solo les espera mayor inequidad, conflicto y pobreza, situación que llevaría a la comunidad internacional a reconsiderar su soberanía e intervenirlos como parte de la responsabilidad mundial.

Hace no muchos años se les conocía como países en desarrollo o del tercer mundo, sin ninguna adjetivación que comprometiera su intención de contar con un mejor futuro o de amenazar el planeta, eran países con un cúmulo de necesidades que requerían apertura de mercados, acceso a la tecnología, apoyo y cooperación pertinente -no la recibida bajo el marco de la Guerra Fría-. Hoy, aún en el discurso de las agencias para el desarrollo se encuentra los términos failed states o failing states como uno de los mayores retos para la humanidad en el siglo XXI.

Como se mencionó arriba, a la vuelta de un siglo el número de estados se triplicó y no son solo los fallidos los que causan preocupación sino los llamados estados débiles o frágiles, diagnóstico que multiplica el potencial factor generador de inseguridad internacional "organized crime needs a legal order to subvert in order to make real profit as well as a certain minimum of financial, economic, and physical infrastructure in order to flourish. For this reason, it is not the failed state, but the failing state, which has the greatest attraction for international terrorism and organized crime... I argue that ultimately, it is the failing state, not the failed state, that encourages international terrorism and organized crime. The failed state, in contrast, poses more threats to regional security than to international security". (Mair,2008)

¿Pero qué son los Estados Fallidos o por desfallecer? ¿Qué responsabilidad tienen los paìses desarrollados en la realidad de estas naciones? ¿Cuáles son los peligros que representan para el sistema internacional y la humanidad? ¿Cuál es la mirada norteamericana y europea? A pesar de que al parecer el tema paso de la agenda del desarrollo a la agenda de seguridad internacional ¿Es la cooperaciòn para el desarrollo verdadera cooperaciòn para el "desarrollo"?

Referencias:
Rotberg,R. (2003) Failed States in a World of Terror.
Mair,S.(2008) A new approach: The need to focus on failing states. Harvard International Review. www.harvardir.org