Ante la difícil situación que por estos días vive la
Unión Europea, ya comentada por este blog, sin que al momento se encuentre una
salida a corto plazo, decidí darle una mirada al tema de la cooperación pero
esta vez para el desarrollo –CD-. En
particular, por la negativa de los países emergentes a la solicitud de dar una “mano”
financiera “desinteresada” a la Eurozona. Se sabe que el apoyo de China vendrá -si llega- con un paquete de condiciones
que ni Estados Unidos ni los europeos están dispuestos a aceptar – una de ellas es
el reconocimiento de China como una economía de mercado… que implicaría el reconocimiento de
un nuevo modelo de capitalismo, el que ellos llaman capitalismo de Estado. Dadas las cosas, la cooperación para el
rescate de la periferia europea tendrá que nacer de los mismos socios
europeos. Veremos que sucede con el pasar de las horas.
Por ahora, regresaré al tema de la cooperación para el desarrollo CD a propósito de la reciente publicación de un análisis crítico a los proyectos en Africa, el Index de Compromiso con el Desarrollo del Center for Global Development 2011, y a la realización de la 4thHigh Level Forum on Aid Efectiveness, en Busan, Corea.
Hace algunos días se publicó en España el libro Blanco Bueno busca Negro Pobre Crítica de la Cooperación y las Ong,
escrito por Gustau Nerín y publicado por Roca Editorial, el título y,
sobretodo, su contenido, causaron revuelo en la comunidad de cooperantes,
donantes y “gente de buen corazón” que han participado de una u otra forma en
proyectos y programas de CD en África. El revuelo
tiene justificación. El autor, hombre conocedor de las entrañas de la
cooperación ya que ha vivido en el medio por años, hace un demoledor recorrido
a diversos aspectos fallidos o dudosos de la CD: “Nunca tanta gente con tan
buenas intenciones había dedicado tantas energías a una causa tan inútil”.
Fuerte… y no es de las frases que más sorprenden. Al parecer el número de experiencias fallidas
en la cooperación son infinitas. Como infinitas las intenciones de ayudar. Los ofendidos son muchos.
Pero lo que verdaderamente sorprende –y quizás lo que ofendió a la
comunidad de cooperantes- es un asunto que recorre el texto: la autocrítica. El autor considera que los limitados resultados
de la CD provienen también de los
donantes. ¡Una herejía! En los estudios
sobre CD es casi un acto de fe afirmar que los resultados son insuficientes,
limitados, nimios por la exclusiva condición de incapacidad, corrupción,
pobreza y casi falta de inteligencia de las sociedades “beneficiadas” o
receptoras de la cooperación. Se basan con
frecuencia en que toda ayuda es acertada, por su sola condición de ayuda; poco
se pone en entredicho la efectividad de la ayuda y sus formas o canales y mucho la capacidad-incapacidad del receptor.
Según el autor, la CD ha estado plagada de fallas, buenas intenciones,
visiones prepotentes de los donantes y pocos o muy pocos resultados.
Quizás el señor Nerín toma demasiadas anécdotas para exponer sus críticas y que no todo es
como lo presenta, pero tampoco se puede desconocer que sus críticas tienen mucho
de cierto, así moleste a los donantes y ong´s.
Asegura el señor Nerín que cincuenta años de cooperación en países de
menor desarrollo, hoy llamados frágiles o fallidos, han sido insuficientes para
lograr cambios sustanciales en aspectos sociales o políticos en las regiones
impactadas. Las sociedades, plantea, necesitan
otro tipo de cooperación para el desarrollo que la que evidencia en el
libro. La Unicef salió en defensa de los
ofendidos y presentó algunos de sus logros en los últimos años.
Cuadro 1
La defensa: Algunos de los
Logros Unicef
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En
1990 perdieron la vida por causas evitables más de 12 millones de niños
menores de cinco años. En 2010 esta cifra ha sido de 7,6 millones.
·
La
administración de vitamina A, esencial para tener defensas frente a
enfermedades mortales, ha pasado de un 16% de cobertura al 62%.
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Más
de 6.000 comunidades africanas abandonaron la práctica de la mutilación
genital femenina en 12 países en los últimos 3 años.
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Las
campañas de vacunación consiguen que millones de niños sobrevivan a
enfermedades tan sencillas de prevenir mediante la vacunación. Un ejemplo:
las vacunas han contribuido a reducir las muertes por sarampión en un 74%
desde 2000.
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Más
de 1.600 millones de personas han obtenido acceso a fuentes de agua potable
entre 1990 y 2006.
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El
número de niños que no pueden empezar la escuela ha pasado de más de 100
millones en 2002 a 67 millones en 2010.
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