martes, 26 de febrero de 2013

Pakistán años a la espera de unidad...




"Lago Saiful Muluk: está en el extremo norte del Valle Kaghan, cerca de Naran, Pakistán. Es conocido porque aparece en un poema sufi que cuenta como el Príncipe de Persia se enamoró de un hada del lago".  Fuente: Viajescondestino.com


Pakistán es el resultado de un sueño que por años cultivaron los musulmanes en el subcontinente indio. La posibilidad de un estado soberano y libre motivó a muchos pensadores islámicos durante los años de colonización británica. Soñaban con un estado que reuniera a las diferentes etnias musulmanas que se localizaban tanto en la frontera norte y occidental de la India, como en su frontera oriental, tierras que para los británicos fueron ingobernables hasta su independencia, tierras de “tribus” y bárbaros tan distintos al moldeable pueblo de la India. De hecho, la etnia Pastún al noroccidente de Pakistán nunca se rindió ante el poder británico; hoy es la misma región donde se libra parte de los ataques contra los Talibanes que buscan librarse del acoso en Afganistán. Hoy ese sueño está aún por construirse en la vida de millones de pakistaníes.     Sigue....



El pasado 17 de febrero una bomba en un mercado público de la ciudad Quetta, provincia de Baluchistán, al suroccidente de Pakistán, acabó con la vida de 63 personas y dejó gravemente heridas a muchas más. No fue la primera vez. El ataque se dirigió a la comunidad chiita–hazara de origen Afgano, minoría islámica que ha sufrido múltiples ataques en los últimos meses en un país de mayoría sunita.  El conflicto intrareligioso e interétnico es uno de los aspectos que preocupa al estado.




Antes de continuar con la realidad pakistaní, es necesario recordar que hay muchas realidades en cada país. Las sociedades, por lo general superan a sus gobernantes. Aquí una llamada a la paz hecha Asher Hasan, una llamada a la humanidad que todos compartimos. El señor Hasan es empresario social quien provee atención sanitaria a familias de escasos recursos. 




Artículo completo sigue aquí....

La creación oficial llegó en 1947, el sueño de Pakistán se hizo realidad, al menos desde la formalidad. Sin embargo, para 1971 ya parte del recién creado estado de Pakistán había perdido parte de su territorio, se había creado el estado de Bangladesh al oriente de la India. Hoy 66 años después de su creación Pakistán sigue luchando por hacer realidad el sueño de sus fundador Mahammed Alí Jinnah: un estado federal en el cual sus diferentes provincias tengan cierto grado de autonomía y participación en el poder nacional. 
El nombre mismo es una llamada a la unión, a la posibilidad de una existencia en común a pesar de las diferencias: Choudhary Rahmat Ali, activista de principios del siglo XX, llamó a la alianza en el documento conocido como la Declaración de Pakistán, en su primer párrafo dio nombre a lo que sería en el futuro Pakistán:  
At this solemn hour in the history of India, when British and Indian statesmen are laying the foundations of a Federal Constitution for that land, we address this appeal to you, in the name of our common heritage, on behalf of our thirty million Muslim brethren who live in PAKSTAN – by which we mean the five Northern units of India, Viz: Punjab, North-West Frontier Province (Afghan Province), Kashmir, Sind and Baluchistan.”
Ubicado entre la frontera occidental del Himalaya al norte y el mar Arábigo al sur, limita con China, India, Irán y Afganistán. El rio Indo y sus tributarios –muchos de ellos nacen en India-  bañan el país de norte a sur.  Los puertos sobre el mar Arábico se encuentran estratégicamente ubicados con posibilidad de comercio con el sudeste de Asia, África y el Golfo Pérsico, esta ubicación hace de Pakistán un corredor importante para China. Para los Estados Unidos y Europa Pakistán es un estado estratégico con gran influencia en la región, es un reto para el futuro y potencial fuente de preocupación debido a su inestable situación política y su arsenal nuclear.  Ha sido un aliado incondicional de “Occidente” a lo largo de los años y hoy actor principal en la llamada Guerra Mundial Contra el Terrorismo, rol que no termina de gustar a millones de pakistaníes.
Pakistán enfrenta un abanico de dificultades que van desde la situación política hasta las diferencias interétnicas y religiosas, sin olvidar que en una de sus fronteras se libra la guerra más larga de la historia moderna.  Es un estado que se enfrenta a múltiples retos, un país de 180 millones de habitantes que para 2030 será entre el cuarto y sexto más populoso del mundo.
El poder de los militares ha marcado la escena política. Desde su nacimiento en 1947 ha tenido tres periodos de gobiernos militares: de 1958 a 1971; de 1977 a 1988 y de 1999 a 2008. La militarización es el sello que identifica la política nacional. La justificación ha sido la permanente incertidumbre frente a India y el temor a un nuevo conflicto bélico entre estos vecinos que ya se han enfrentado en el pasado.  En 2013 se espera que por primera vez en su historia, un gobierno elegido popularmente reemplace a otro de igual característica.  La inestabilidad política pakistaní, contrasta con la situación india y su democracia que ha sido capaz de mantener estable a un país de mil doscientos millones de habitantes.  Se cree que la herencia democrática de la India se debe a que los británicos dejaron instituciones y permitieron la participación  local en ellas antes de la independencia, lo que nunca sucedió con el territorio de Pakistán. 
En el frente económico,  el país ha crecido 3% anual desde 2008, muy por debajo de la vecina India. La agricultura ocupa a dos quintos del empleo y ocupa al menos un quinto del producto nacional, su principal exportación es el sector textil y sus mercados son Estados Unidos, Arabia Saudita, Afganistán, Inglaterra y Alemania. Su moneda se ha depreciado  un 40% desde 2007.  El país firmó un acuerdo con el Fondo Monetario Internacional ante la  crisis de balanza de pagos que sufrió recientemente. El nivel de pobreza alcanza al 50%, el 34% de los niños en edad escolar no está en la escuela.   La situación de las niñas es preocupante: “Although Pakistan is a signatory to the United Nations Millennium Development Goals, which include attainment of universal literacy for both boys and girls by 2015, the country is far from achieving the target, with literacy rates of 70% for boys and only 45% for girls in 2010. That said, over the 17-year period from 1993 to 2010, the number of girls enrolled in primary education increased from 3.7 million to 8.3 million.” ¡En un país de 180 millones de habitantes!  

Las diferencias regionales y la inequidad en la distribución de los recursos son un reclamo frecuente entre las provincias. La etnia Punjab cuenta con el poder económico, social y político del país, los indicadores sociales en esta región superan en doble o triple a sus vecinos Pastún, Sindhi y Baluch.  Al nor-occidente del país la etnia Pastún traspasa la frontera con Afganistán, para algunos occidentales los Pastún no son más que una tribu fronteriza, sin embargo, para algunos estudiosos 40 millones son más que una tribu, es un pueblo que guarda su tradiciones y costumbres. En sus tierras se encuentra la región conocida como FATA (Federal Administered  Tribal Areas) zona que cuenta con un régimen especial ya que depende directa y exclusivamente del poder presidencial, periodistas e investigadores tienen poco acceso a la zona, está militarizada, es región de influencia talibán, es allí donde se libra la estrategia de ataques de aviones no tripulados por parte del ejército de los Estados Unidos. La población de la zona de extrema pobreza sufre a la vez la Guerra contra el Terrorismo y la presencia de la fuerza Talibán y sus normas fundamentalistas. 
Pakistán se creó con la ilusión de la unión entre los distintos pueblos que, aunque con diversas lenguas y culturas, comparten religión, historia y un entorno natural enmarcado por las montañas del Himalaya, las costas sobre el mar Arábigo y el valle del Indos. Una ilusión que no se ha convertido en realidad. La falta de cohesión como un estado-nación es el principal reto a superar, sus fracturas internas no solo étnicas sino religiosas han puesto a Pakistán como uno de los países que mayor preocupación causa a Occidente, tanto así que se encuentra en el nivel crítico del Index de Estados Fallidos; deja mucho que desear en el de Transparencia y no mucho mejor en el de facilidad para crear empresa. 

La realidad de Pakistán es más o menos como se ve en el mapa siguiente: 


 Fuente: Huffington Post  

Pero si la situación interna es complicada, el frente externo no es menos retador.  La relación con India ha sido marcada por la desconfianza y el recelo. (Pakistán culpa a India por la separación de Bangladesh en 1971 y cree que alienta movimientos independentistas al interior del país).  Cada uno de los vecinos culpa al otro por ataques en sus territorios; está también la región de Cachemira al norte, aún sin definir frontera y fuente de inestabilidad. Pero es el agua, un tema menos publicitado, el que puede llevar a otro enfrentamiento entre estos dos países. Las aguas que alimentan al Indo bajan de las montañas del Himalaya en tierras de la India, hasta ahora han mantenido un acuerdo para no canalizar estas aguas, sin embargo, el tema está latente en la relación bilateral.  En 2012 se dieron pasos hacia una distensión: India relajó los requisitos para el visado de ingreso a pakistaníes, y por su parte, Pakistán concedió la Cláusula de Nación Más Favorecida a India. Lo anterior en un intento por mejorar sus relaciones políticas y comerciales.
Con China  han incrementado sus relaciones comerciales y políticas. China ha invertido en varios sectores y su intención es llegar a los puertos sobre el Mar Arábigo. China ha apoyado a Pakistán desde su nacimiento, tanto en contra de la India como de la Unión Soviética, en particular en el desarrollo de su armamento militar-nuclear.  El país ha contado con el apoyo de los Estados Unidos y de China durante toda su vida independiente. Por otra parte, los gobiernos de Pekín y de Islamabad  comparten la preocupación por su frontera común: milicias jihadistas promueven la independencia de la provincia de Xinjiang y de Baltistan en China y Pakistán respectivamente.
Al otro lado del país, la frontera con Irán se encuentra la etnia Balush –Baluchistan- con situación similar a la de los Pastun al norte, la etnia Balush no entiende de fronteras que dividan sus tierras, allí movimientos independentistas con ideología marxista-leninista proclaman la independencia, con frecuencia atacan a  las fuerzas nacionales.  Se presume que Irán apoya a la minoría shiíta en Pakistán en Balushintán y en otras regiones del país. La relación es respetuosa pero distante. Arabia Saudita, socio comercial de Pakistán, apoya a su vez a la mayoría sunita.
Afganistán es la pieza fundamental para Pakistán.  La estabilidad del país vecino una vez salgan las fuerzas de la OTAN en los próximos meses es una de las principales preocupaciones para Islamabad.  La etnia Pastún gobierna Afganistán, pueblo de cuarenta millones de personas, que como se comentó antes,  vive entre los dos países sin restricciones fronterizas.  La frontera conocida como Línea Durand -2000km-  establecida por el gobierno británico en 1893 entre la colonia y el reino de Afganistán no ha sido reconocida por este como frontera con Pakistán. Por esta frontera se mueve el pueblo Pastún, los talibanes y la logística de aprovisionamiento para la OTAN en Afganistán. 
Por otro lado, la alianza con Estados Unidos y la OTAN en la llamada Guerra Mundial contra el Terrorismo no está libre de desencuentros. La relación tiene historia. En 1954 se firmó el Tratado de Asistencia Mutua. Durante la Guerra Fría Estados Unidos apoyó a Pakistán y se convirtió en el “aliado entre los aliados”. La invasión de la Unión Soviética a Afganistán implicó que Pakistán tomara partido por los Talibanes que luchaban por la libertad y el orden; el apoyo a los Talibanes alejó a Pakistán de Irán y de Turquía; para la época esta alianza no causaba inquietud a Washington, sin embargo, luego del 11/9, el panorama cambió y sus antiguos aliados se convirtieron en enemigos: Estados Unidos entró en guerra contra los Talibanes acusándolos de fuente de terrorismo internacional y promotores de los ataques a territorio norteamericano. El gobierno paquistaní optó por apoyar a la Estados Unidos y la OTAN, decisión que ha sido costosa en términos de vidas y recursos. Los desencuentros fueron frecuentes con 2012: la muerte a Bin Laden a solo dos horas de la capital, la muerte de soldados en la frontera con Afganistán, el cierre del paso por la frontera paquistaní para el transporte de la logística de apoyo a la OTAN en Afganistán, las protestas masivas antinorteamericanas por la película ofensiva sobre el Profeta ante las cuales tuvo que la misma Secretaria Hillary Clinton que aparecer en canales televisivos dando una señal de amistad con el pueblo paquistaní. Los ataques de los aviones no tripulados a territorio fronterizo han sido fuente de nuevo malestar y rechazo. La población identifica hoy a los Estados Unidos como un país enemigo a pesar del apoyo en cooperación no militar y militar que el Congreso norteamericano ha aprobado como contraparte por el apoyo en la Guerra contra el Terrorismo. 



La Guerra contra el Terrorismo ha causado millones de desplazados internos, la lucha interétnica y religiosa miles de muertos y heridos, la pobreza y la inequidad exacerban la ya delicada situación política; las fronteras son un constante dolor de cabeza para las autoridades y estas están en un delicado periodo de consolidación democrática e institucional. Pakistán es sin duda un país que enfrenta un futuro incierto, es una sociedad segmentada, con regiones fuertes aunque pobres con un centro rico pero débil. Un país con más de cien armas nucleares… y 180 millones de habitantes. El aglutinante religioso no fue lo suficientemente fuerte como para crear un estado unificado.  Pakistán es un estado frágil que lucha por superar cada uno de sus retos. El pueblo pakistaní espera mayor estabilidad, recuperar la paz y encaminarse hacia un futuro con mayor equidad entre sus provincias y relaciones estables y provechosas con sus vecinos.  

El futuro de Pakistán depende, como en otras regiones, del contexto internacional, de la capacidad de sus gobernantes y su compromiso con el desarrollo, la transparencia y la lucha contra la pobreza.


















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