domingo, 27 de noviembre de 2011

Vientos del Lejano Oriente

Paralelo al desarrollo de las desalentadoras noticias económicas que surgen de Europa, en la otra orilla del mundo el panorama es diferente, al menos desde el punto de vista económico y comercial: Crecimiento del producto, relativa estabilidad económica, deudas bajo control y demanda doméstica robusta. Los países del sudeste y este asiático aprendieron la lección luego de las crisis de fin de siglo y hoy muestran un panorama más despejado que otras regiones del mundo.  Sin embargo, y a pesar, de la buena situación económica la región no está libre de incertidumbres y preocupaciones.
Iniciemos con los aspectos positivos.   Vientos de mayor cooperación comercial y de inversión, fortalecimiento de lazos de confianza y compromiso de apoyo mutuo se han desarrollado en las últimas semanas. En particular luego la Asia Pacific Economic Cooperation Summit, en Hawai, con el Presidente Obama como anfitrión, donde manifestó la intención norteamericana de fortalecer los lazos de seguridad pero también lo comerciales. De igual forma, y de manera inesperada,   Japón –siempre cuidadoso de proteger su sector agrícola- anunció la intención de formar parte un área de libre comercio llamada el Transpacific Parnertship con la participación de Estados Unidos y ocho países incluidos Australia, Nueva Zelanda, Chile y Singapur. Una semilla de este gran acuerdo ya existe (the Trans-Pacific Strategic Economic Partnership),  de llegarse a concretar se convertiría en el mercado más atractivo del mundo, un 40% más grande que la Unión Europea,  consolidando la economía asiática en el siglo XXI.
De otra parte, y también con la participación del Presidente Obama, se llevó a cabo la East Asia Summit en Bali, Indonesia. Con la participación dos países de la ASEAN más Australia, China, India, Japón, Corea del Sur y Nueva Zelanda.  De nuevo el propósito fue claro: el Asia Pacífico hace parte de la agenda estratégica y  de mayor importancia para los Estados Unidos, país que se constituye en el gran contrapeso en la región al temor que genera el crecimiento Chino.  Este anuncio muestra un cambio en la política exterior norteamericana centrada más en los asuntos europeos y del Medio Oriente que en la realidad de la Cuenca del Pacífico. Para muchos analistas la política exterior de los Estados Unidos ha “redescubierto”Asia, ha redescubierto su potencial y posibilidades cuando la economía doméstica no muestra señales de vitalidad y la de su tradicional aliado: Europa se encuentra casi en cuidados intensivos. Así los mercados más dinámicos, jóvenes, de rápido crecimiento y futuro promisorio deben ser atendidos adecuadamente.  Fortalecer los lazos con los aliados como Taiwán, Australia, Filipinas, Corea del Sur y Japón es esencial, así como crear mayores redes de cooperación con nuevos actores y, no tan nuevos, como los países del Sudeste Asiático, Asia Central y la India. Esta es la tarea para los próximos años. Tarea que bien podría copiar los países que comparten la cuenca del Pacífico, en particular, los Latinoamericanos. 
En materia de seguridad EEUU aprovechó los escenarios  mencionados para recordar su compromiso y aumentar su presencia.  Prueba de esto es el acuerdo para instalar una base militar norteamericana en el norte de Australia con el fin de entrenar a  2500 marines en el futuro.
A pesar de los buenos pronósticos de crecimiento la región no está ajena a los efectos del mal estado de sus mercados tanto EEUU como Europa. Con un mundo interdependiente la caída de sus socios comerciales tradicionales afectaría los flujos comerciales y de capital y podría generar un shock en el precio de los “comodities”. Una recesión en Europa afectaría al Este y Sudeste de Asia en su comercio, las remesas, el consumo y también los flujos de crédito.  Las perspectivas son positivas pero los riesgos existen. El Banco Mundial prevé un crecimiento del Sudeste de Asia en 8,2% para 2011 y 7,8% para 2012.

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